"No pinto el ser, pinto el pasar", dice Montaigne (Ensayos, III, 2), tal vez recordando a Heráclito. Todo está de paso por este lugar: lo mostrado, quien lo muestra, quien lo ve. Al fondo, la montaña Huangshan, en el corazón de China, por donde anduve deambulando hace unos años. Y conste que, si el título de este cuaderno está en francés, es solo porque en español ya estaba ocupado. En realidad, esa imagen, la montaña vacía, es un lugar común del taoísmo. ¿Y no son estos cuadernos, al fin y al cabo, un lugar común por donde todos transitamos? Lugares comunes, lugares ocupados, lugares vacíos.

sábado, 25 de junio de 2011

Romance del cesante de hogaño

Mohíno vas, socialista,
mohíno te veo yo,
con afligido semblante,
con faz de tribulación.
La rueda de la fortuna
es tornadiza y tornó.
Diz que es culpa de la crisis,
¡dele Dios mal galardón!
Y es que llega la derecha,
y es que me ataca el temblor.
¡Salvad mujeres y niños,
que el barco vira a estribor!
Se acabó la Democracia,
el Progreso se acabó,
adiós Sociales Conquistas
y Libertad de Expresión.
Habrá guerras ilegales
(las otras legales son),
desigualdad por un tubo,
injusticia a mogollón.
El coronel con su sable,
el patrono explotador,
hordas de curas y monjas
se adueñan de la nación.
Superstición, incultura,
fanatismo y opresión;
el nazismo y el atraso,
el fascismo y el horror.
Finaron fiestas y bailes,
el solaz del botellón;
se terminó el buen rollito,
el jolgorio terminó;
toca recoger los trastos,
apretarse el cinturón
y  beber hasta las heces
ascetismo y tradición.
Vacaciones las justitas,
quinta fila en Benidorm;
los viajes a la Pedriza,
con bocata de jamón;
sexo sólo tras las nupcias,
con preñez y sin condón.
Austeras son las costumbres
de un caballero español.
No es para ligar el cole,
que no es para ligar, no:
los chavales formalitos
a escuchar al profesor.
Nada de polivalencias,
quita allá autoevaluación,
ni talleres funcionales,
pamplinas de maricón:
el niño a clavar los codos,
como antaño ya se usó.
Volvemos a las cavernas,
a las edades sin sol;
la Humanidad retrocede,
se atasca la Evolución.
Pero eso tiene remedio,
pero eso no es lo peor:
lo triste es tu cesantía,
tu malhadada exclusión.
Has quedado sin cobijo,
en intemperie feroz,
despojado de encomiendas,
horro de cargo y función.
¿Qué se hicieron los asientos,
los escaños de algodón?
Delegado, consejero,
diputado, portavoz,
concejal, comisionado,
jefe de organización,
primer vicesecretario,
vocal, suplente, asesor:
hoy son palabras vacías,
sombras de alucinación.
En su rueda la fortuna
ya todo lo trastocó,
que el mundo sólo es constante
en constante mutación.
¿Qué se hizo la Visa Oro,
el móvil sin restricción?
Las prebendas ¿qué se hicieron?,
¿qué huracán se las llevó?
Las comidas de trabajo
(que trabajo es digestión),
las dietas y emolumentos,
el Audi con conductor,
y esos pequeños obsequios
a cuenta del elector:
la Montblanc con el estuche,
suave corbata de Dior,
golosinas navideñas,
el portátil más molón;
algún viajecito a Londres,
dos noches en Parador;
siempre finos restaurantes,
siempre en business el avión;
butaca fija en la ópera,
sin hacer la cola al sol;
mobiliario de diseño,
jardines zen a gogó.
Se ha disipado la dicha,
se ha esfumado la ilusión:
no te sacarás la foto
con Obama el Redentor.
En nada ha quedado todo,
de todo nada quedó:
sonrisitas y talantes
no pagan manutención.
Otros culos muy redondos,
mas de distinto color,
calentarán las poltronas,
se partirán el melón.
Sin perrito que te ladre,
sin dedo designador,
sin derramas del erario,
eres carne de cañón.
Ni acabaste la carrera
ni estudiaste oposición,
saltaste de beca en beca
como otros de flor en flor.
Los pasillos del partido
fueron campo de labor:
utilizando la lengua
(y no como un escritor)
trepaste de lista en lista,
subiste el escalafón.
Que por méritos medraste
es probada conclusión:
muy meritoria garganta
es la que tanto tragó.
Todo se ha venido abajo
con estrépito y fragor,
arrastrando en su caída,
con torbellino y turbión,
la contrata del cuñado,
las caricias del favor,
descuentos y privilegios,
la puerta que siempre abrió.
Todo es cosa del pasado,
materia de cronicón.
Eras un gran progresista,
eso no lo niego yo,
pues tu caudal progresaba:
el tuyo, que el mío no.
Un adalid de la izquierda,
es cosa sin discusión:
pero ambidextro en el arte
de allegar sin resquemor.
Yo te pondré un monumento
y en la piedra una inscripción:
Aquí yace un socialista
cuya fortuna mudó.
No te pares, caminante,
o parados seréis dos.

martes, 8 de marzo de 2011

Hexasílabos esdrújulos para un político

Constituyo imágenes,
hipnotizo jóvenes,
encandilo vírgenes.

Distribuyo créditos,
disimulo réditos,
manipulo dígitos.

Subvenciono fábulas,
seduzco farándulas,
financio películas.

Interpelo dómines,
consulto resúmenes,
impongo gravámenes.


Promociono dóciles,
entronizo dúctiles,
arrincono díscolos.


Halago despóticos,
galardono erráticos,
vilipendio críticos.


Tolero vejámenes,
enmascaro crímenes,
derroco regímenes.


Rehúyo presbíteros,
aficiono sátiros,
ambiciono clítoris.

domingo, 27 de febrero de 2011

Beatles en verso (3): "The long and winding road"

Las sesiones del proyecto Get back,
 que acabaría siendo Let It Be.
Puede ser correlato objetivo de esta balada de Paul McCartney, en mi sentir una de las más bellas canciones jamás escritas, la carretera B842 cercana a su retiro escocés; y por aquellos pagos dice que la compuso, a mediados de 1968, imaginando la interpretación que haría de ella un Ray Charles. La tristeza que irradia tiene que ver, sin duda, con la difícil época que Paul atravesaba entonces, cuando soplaban brisas de tormenta en su grupo, pero el alcance de este canto, que propiamente podríamos llamar lamento, trasciende con mucho esa circunstancia para abarcar ámbitos diversos de significación: el de la amistad traicionada es uno, y otro remite inevitablemente a un desenlace sentimental; pero también cabe un tercero en clave religiosa, nada descabellado ante esta conjunción de elementos: el inveterado símbolo del camino de la vida en busca de morada segura, el descarnado llamamiento de ayuda, expresado en forma de súplica, hasta de plegaria (let me know the way), y la acusación de abandono con resonancias bíblicas (you left me). Yo creo que aquí Paul se dirige a John para recriminarle que lo ha dejado tirado en la cuneta para irse con Yoko. Sea como fuere, la música se despliega con el tema en armonía total, pues la melodía es en efecto serpenteante, y la estructura fluctúa, sin aclararnos dónde situar la frase del título, en qué meandro de la canción ubicarnos a cada momento, devolviéndonos al punto de partida una y otra vez.


Cavilaciones aparte, lo característico de esta canción es que, pese a su alta inspiración musical, ha quedado para siempre como un producto defectuoso y malogrado; y ello es debido a que, cuando nació y estaba llamada a cobrar forma cabal, los únicos que eran capaces de dársela (esto es, los Beatles, junto con su productor de siempre George Martin) se habían sumido en una fase de marasmo y negligencia de la que ya sólo saldrían para disgregarse, no sin antes entonar un canto del cisne. Su destino es, en este sentido, contemporáneo, paralelo y análogo al de “Across the universe”, delicada y sugestiva balada de Lennon, de tono más intimista y trascendental. La historia es conocida: se concibe el proyecto Get back, una vuelta a las raíces del rock puro, sencillo, directo y sin truco, con la idea de producir un disco, una película documental y un concierto; al final, tras rifirrafes sin cuento, el disco acaba por ser un apaño ajeno y póstumo, la película registra las escabrosas escenas de una bronca conyugal, el concierto es la aparición fugaz y solipsista en una azotea...

Phil Spector en los años 60
Los Beatles grabaron las numerosas tomas de “The long and winding road” justo antes y después de aquel famoso concierto en la azotea de las oficinas londinenses de Apple, a finales de enero de 1969; es decir, en pleno adiós. Tras un intento de compilación de material por Glyn Johns para el fallido proyecto Get back en mayo, habría de pasar casi un año hasta que, en plena desbandada y desavenencia del grupo, el nuevo gerente de facto Allen Klein llamó al productor estadounidense Phil Spector para que rescatara lo que pudiera del montón de cintas allí arrumbadas y pergeñara un disco audible y vendible. Spector lo hizo, y el 1 de abril de 1970, en los estudios de Abbey Road, envolvió esta canción en una masa de orquesta, coros femeninos y harpa celestial, sin tomarse la molestia de avisar siquiera al autor, que vivía a la vuelta de la esquina (yo he recorrido el camino a pie en cinco minutos). Las iras de McCartney por este ultraje son célebres y controvertidas, como sintomático es que citara esa intrusión entre las motivaciones del pleito que, dos semanas después, interponía contra los Beatles para obtener su disolución legal. Tortuosos caminos.


Se han publicado después otras tomas y versiones de la canción, despojadas de la instrumentación espesa y grandilocuente de Spector. Una de ellas, la del disco Let it be… naked (2003), corresponde a una escena de la película Let it be (1970) en la que se observa cómo Billy Preston, que hizo una magnífica aportación a todo aquello, trata de salir del paso con un simplón solo de teclado eléctrico. Y ahí está la canción, inconclusa, abierta, sin resolver, pero con toda la belleza original de un clásico. En la versión poética, propongo hoy una versión algo más literal, en alejandrinos itinerantes...


THE LONG AND WINDING ROAD

The long and winding road
that leads to your door
will never disappear,
I’ve seen that road before.
It always leads me here,
lead me to your door.

The wild and windy night
that the rain washed away
has left a pool of tears
crying for the day.
Why leave me standing here,
let me know the way.

Many times I’ve been alone
and many times I've cried.
Anyway [you’ll never know] [you’ve always known]
the many ways I’ve tried.

[And] [But] still they lead me back
to the long winding road.
You left me [standing] [waiting] here
a long long time ago.
Don’t keep me [waiting] [standing] here,
lead me to your door.

[Instrumental] [Many times I’ve been alone…]

But still they lead me back...

CAMINOS

Ese largo camino que lleva hasta tu puerta,
recodos y declives tantas veces andados,
pervive como el árbol o la flor o la piedra,
cauce por el que siempre discurrirán mis pasos.

Con vientos y borrascas la noche turbulenta
ha dejado una estela de tristezas y charcos.
Yo sé de soledades y abandonos y pérdidas,
acaso te imaginas mi empeño y mi fracaso.

Pero tú me dejaste solo en la vieja senda,
por las encrucijadas, hace ya muchos años.
Es muy largo el camino que lleva hasta tu puerta:
no me dejes aquí, de pie, quieto, esperando.


viernes, 4 de febrero de 2011

Edward Estlin Cummings: poema-objeto

Debemos al poeta estadounidense E.E. Cummings (1894-1962) una de las obras a mi juicio más estimulantes, originales y libres que ha producido la poesía occidental durante todo el siglo XX. El poema que traigo y traduzco hoy aquí toca una de sus muchas fibras, la que podríamos llamar ontológica. Describe una tarta nupcial, empezando desde su cúspide, donde las figuritas de los novios se asientan en una corona, todo ello de pasta de azúcar, bajando en círculos concéntricos cada vez más amplios (las tartas de diámetro cada vez mayor) hasta la base, para concluir con el envoltorio de celofán que protege el conjunto. Recordáis aquello de Huidobro de "hacer florecer la rosa en el poema"; pues bien, aquí tenéis un auténtico poema-objeto, pero tocado además por una ironía sutil e incisiva, dicha como quien no quiere la cosa.

Los paréntesis puestos del revés, que cortan el segundo y el penúltimo verso, delimitan hacia afuera dos elementos reflejos: al principio, la realidad objetiva (su primer trozo: las figuritas de los novios); al final, la afirmación ontológica (nada existe) que viene a disolver toda la realidad intermedia con un súbito y supuestamente serio hachazo filosófico. Entre ambos términos se halla  la descripción, a lo largo de la cual el sujeto, paulatina y entrecortadamente, con medios escasos y rudimentarios, avanza vacilante en la observación y definición del objeto. De un poema genial como éste (del que, por cierto, se conserva una lectura grabada por el autor) podría decirse mucho: entre otras cosas, que, por tratarse de un objeto que irradia un fuerte simbolismo ideológico y social, el efecto de su disolución, de su irrealidad, es más devastador si cabe. El lector observará la coincidencia con el poema de Williams mostrado ayer: el pase de prestidigitación que nos escamotea la realidad es análogo, pero en este caso el proceso que se esfuma ante nuestros ojos no es un fenómeno externo, sino nuestra observación misma ...


Un apunte: como mi versión instaura una métrica homogénea ausente en el original, incrementa el número de versos. Y otro: la descripción de la tarta, hecha de arriba abajo, tiene un componente visual, pero el escritor, aunque habría podido recrear esa figura disponiendo los versos sobre un eje central y alargándolos gradualmente a medida que bajaba (y en muchos de sus poemas juega con estos y otros recursos tipográficos), prefirió no hacerlo, probablemente para no distraer de la secuencia conceptual que el poema mismo expresa de forma tan definitiva.


this little bride & groom are
standing)in a kind
of crown he dressed
in black candy she

veiled with candy white
carrying a bouquet of
pretend flowers this
candy crown with this candy

little bride & little
groom in it kind of stands on
a thin ring which stands on a much
less thin very much more

big & kinder of ring & which
kinder of stands on a
much more than very much
biggest & thickest & kindest

of ring & all one two three rings
are cake & everything is protected by
cellophane against anything(because
nothing really exists

*****************

esta novia este novio
de miniatura están
de pie)sobre una especie
de corona él vestido

de negro azúcar ella
cubierta con un velo
de azúcar blanco lleva
un ramito de flores

de pega esta corona
de azúcar con su novia
y su novio de azúcar
en miniatura como

que está sobre un delgado
círculo que a su vez
se sujeta en un círculo
mucho menos delgado

como que mucho más
grande y como que círculo
y que como que está
puesto sobre otro círculo

que es el más grande y grueso
y el más como que círculo
y uno dos y tres todos
esos círculos son

de tarta protegida
toda por celofán
contra nada(porque en
realidad nada existe

miércoles, 2 de febrero de 2011

William Carlos Williams: poema-fenómeno

El poeta estadounidense William Carlos Williams (1883-1963), entre otras muchas cosas, nos enseñó que un poema puede desplegarse ante nuestra aprehensión como un puro suceso, exento de toda metafísica, haciéndonos partícipes de una realidad fenoménica: la mujer que come ciruelas, la rama de acacia que vuelve a florecer, el gato que deambula por la cocina... Este procedimiento nos remite, principalmente, a la supresión del yo que impera en el modernismo angloamericano.

Pero también podríamos decir, poniéndonos profundos, que en este poema la realidad aparece fugazmente ante nuestros ojos para después esfumarse, escamotearse en un pase de prestidigitación; que esa especie de brevísimo tramo cinematográfico no hace sino ponernos ante la esencial contingencia de todo lo que existe, o creemos que existe; y que lo que se representa aquí, en definitiva, es cómo todo acaba por sumirse en un pozo de vacío. Y con ello se pone de manifiesto que no hace falta ser un poeta barroco, ni terminar los poemas con la palabra nada, para que se le haga presente al lector esa visión.

Traduje este poema hace muchos años, y hoy lo traigo a este cuaderno como muestra de una poesía que, aun no habiendo tenido amplia resonancia en el ámbito de nuestra lengua, ha abierto nuevos y discretos caminos de percepción y expresión. Williams y otros poetas contemporáneos suyos buscaron trasladar al escenario del poema la inmediatez del mundo sensible, la presencia autosuficiente de las cosas. Y a través de estas páginas yo quisiera, poco a poco, mostrar que sin la asimilación de la poesía china, concretamente a través de la figura y la obra de Ezra Pound, esto no habría sido posible.



POEM

As the cat
climbed over
the top of

the jamcloset
first the right
forefoot

carefully
then the hind

stepped down

into the pit of
the empty
flowerpot

*************


POEMA

Se encaramaba
el gato a la
alacena

primero la
pata delantera
derecha

con cuidado
después la
trasera

bajaba al foso
de la vacía
maceta

domingo, 30 de enero de 2011

Metasonetos (y 3): Luis Cernuda y Gerardo Diego

Para cerrar por el momento esta serie de sonetos dedicados a exponer reflexiones, ironías, devociones o desafíos sobre el soneto mismo, creo que es interesante recordar, confrontándolos entre sí, dos textos que pueden resultar significativos si se atiende al relieve de sus autores en nuestra historia literaria y al llamativo contraste entre sus respectivos planteamientos, contraste que de algún modo nos remite al ya observado entre otros dos poetas en una página anterior de este cuaderno. Ambos escritores, compañeros de generación y copartícipes en el empeño de renovación poética que inspira la activa escena literaria española en la década de 1920, conocen a fondo la poética clásica y, desde los ángulos más diversos, no dejan de inspirarse en ella. Ahora bien, en este punto de la forma poética del soneto, sus posturas difieren muy notablemente.

Luis Cernuda (1902-1963), buen conocedor de la tradición romántica alemana e inglesa, interesado por la línea paganizante y visionaria que une a Hölderlin con Rilke, a Blake con Yeats, ha iniciado ya cuando escribe esta pieza (recopilada en Vivir sin estar viviendo, conjunto escrito entre 1944 y 1949) la búsqueda de un lenguaje poético heterodoxo, incisivo y refractario a los moldes. Ha fruncido ya el gesto en sus escritos críticos, aun con ecuanimidad profesoral, ante el “formalismo” que impera en la poesía de su tiempo, incluso en la que él juzga más original (Guillén). Ahora, al abordar el soneto, adopta un sesgo humorístico y, como si quisiera llevar a sus últimas consecuencias ese soniquete del “diálogo con la tradición” que tanto abunda en los manuales literarios, textualmente entabla una conversación con el soneto personificado, y éste mismo declara su desfase para encarnar unos nuevos postulados estéticos que, sin embargo, habrán de quedar todavía pendientes de enunciación:



DIVERTIMIENTO

“Asísteme en tu honor, oh tú, soneto.”
    “Aquí estoy. ¿Qué me quieres?” “Escribirte.”
    “Ello propuesto así, debo decirte
    Que no me gusta tu primer cuarteto.”
“No pido tu opinión, sí tu secreto.”
    “Mi secreto es a voces: advertirte
    Le cumple a estrofa nueva el asistirte.
    Ya me basta de lejos tu respeto.”
“Entonces…” “Era entonces. Ahora cesa.
    Rima y razón, color y olor tal rosa,
    Tuve un día con Góngora y Quevedo.”
“Mas Mallarmé…” “Retórica francesa.
    En plagio nazco hoy, muero en remedo.
    No me escribas, poeta, y calla en prosa.”

De Gerardo Diego (1896-1897) no hace falta recordar que fue un consumado sonetista, acaso el mejor de nuestra época moderna. Su perspectiva, expresada en fecha muy posterior a la del poema de Cernuda, es diametralmente opuesta a la de su amigo, y se vierte, a modo de poética, en la composición inicial de un poemario escrito todo él en molde de catorce, Sonetos a Violante (1962). Si cabe o no hablar de una vuelta a las formas clásicas en esta etapa de madurez, es cosa discutible; más bien nunca las abandonó, se nutrió siempre de ellas, pese a sus osados y primerizos escarceos en determinados territorios de la vanguardia, como aquel cuyo liderazgo compartió en beligerante terna con Larrea y Huidobro. El soneto vuelve por sus fueros, o los mantiene; así, la creación en el género clásico se manifiesta sin complejos como un acto espontáneo, de natural congenialidad en la intersección de vida y escritura. No podría escribirse un primer verso que dejara más clara la advocación de los padres Garcilaso y Lope:

SONETO A VIOLANTE

Yo no sé hacer sonetos más que amando.
Brotan en mí, me nacen sin licencia,
los hago o ellos me hacen. Inocencia
de amor que se descubre. Tú esperando,

tú, mi Violante, un sueño acariciando
¿cómo quieres que yo no arda en vehemencia
y por catorce llamas de impaciencia
no exhale el alma que te está cantando?

Si yo he amado volcán, árbol y torre,
si te abraza y te abrasa y te recorre
hiedra envolvente y sangre surtidora,

si eres musa y mujer, pena y secreto,
te he de entregar celoso mi alfabeto
que de ti y de tus labios se enamora.